domingo, 29 de septiembre de 2019
Día del migrante: día de deseos - Jonatan Alzuru Aponte
El pasado 1 de septiembre se realizaron en el mundo numerosos actos de solidaridad con los migrantes. Este artículo lo recibimos oportunamente pero diversas circunstancias dificultaron su publicación. Dada la importancia testimonial del artículo, lo publicamos con cierto retraso.
La migración es el desgarramiento en incertidumbre, no solo del viajero, sino de lo roturado, la familia, los amigos, aquellos que despiden. Es un dolor siempre in crescendo. Lo pasado se difumina como una neblina espesa donde el recuerdo queda entre sus brumas. ¿El futuro? Es solo una planificación de hoy, quizás mañana, hasta allí…
Es una agonía por alcanzar aquello que jamás volverá, el núcleo familiar consolidado y agrandado en una trama de amistades con olores y sabores, vientos y mares. Difícil, labor difícil, es el ejercicio de pensar el país en los términos racionales que requiere la práctica política, cuando una pasión nos desborda o porque la mirada se volvió una impresión desde la lejanía…
Tal vez, por ello, por esa circunstancia, empiezo hablar con un leguaje no instrumental ni racional, como es el vocablo deseos… sueños…
Desearía despertarme una mañana y revisar las redes y encontrarme con diez, veinte, cincuenta, escritos desarticulando las contradicciones que existen entre los cercanos al déspota, generándole divisiones desde gruesas hasta sutiles. Mostrando con agudeza refinada donde residen sus distancias. Desearía ver miles de imágenes cargadas de comentarios de cómo el despotismo ha destrozado el país. Videos en masa del por qué debemos levantarnos contra la opresión. Informaciones sobre las mesas de diálogo, entre el liderazgo nacional, local y parroquial, donde debatan sus opiniones, contrarias o no, de cómo dirigir la confrontación contra el régimen; pero que cada día nos sorprendan con nuevos acuerdos; donde los desacuerdos también se ventilen… pero que se asuman como formas, tácticas distintas y se compitan entonces, en términos de acciones y propuesta para ver cuál táctica es más eficiente para destrozar al tirano…
No deseo que la liberación sea mágica, de un día para otro; incluso, soportaría con estoicismo los fracasos de algunas formas de lucha, pero que, al evaluarlos, tales errores o fracasos sean consecuencia de una acción poderosa del déspota y no por una lucha intestina entre los aliados. Fracasos que nos unan aún más para perfeccionar la forma de lucha, por qué éticamente nos sabemos partícipes de un “Nosotros”. Me gustaría leer en la prensa que los dirigentes de los países aliados, afirmen que esperan orientaciones y se abstengan de decirnos cómo debemos liberarnos, porque tienen conciencia que se gesta un movimiento consistente y coherente, entre los diversos y opuestos líderes.
Desearía que nos sorprendieran una mañana a los venezolanos de a pie, por una acción que pareciera improvisada por unos líderes, pero que los otros estuviesen articulados con otras acciones complementarias y así descolocar al déspota. Tal vez desearía que se discuta, abiertamente, las alternativas de lucha… Desearía que ningún dirigente asumiera que es el conductor, sino que por el propio movimiento y su efectividad sea reconocido por todos. Desearía que los políticos de experiencia fuesen capaces de donarla, sin pretender volver a un pasado donde ellos tuvieron su chance histórico. Pero que si la circunstancia, los requiere, para que jueguen en un rol protagónico no sea porque estaban gritando a los cuatro vientos que ellos son los sabios y tienen la verdad, sino por su prudencia para criticar, evaluar y proponer; porque su palabra ha sido un concreto que amalgama y no una daga que hiere… y la juventud consciente, entonces, del juego y lo que implica, le da el pase de antorcha sin problemas…
Desearía, si deseos… ¡Qué terrible, en política, es plantear las ideas en clave de deseos! Tengo plena conciencia de eso… pero la verdad, no sé cómo opinar, cómo argumentar, seguir argumentando lo obvio… sin unidad en la diversidad, el despotismo tendrá todas las oportunidades de ganar. Ha ganado… quién puede decir lo contrario… ¿Acaso no siguen en el poder aún con toda la minusvalía política? Si no hacemos conciencia de esta situación seguirá ganando, porque su táctica ha sido siempre ganar, un día más, su permanencia en el poder.
¿Optimista? ¿Pesimista? No, es peor, soy un iluso con deseos. Deseo que nos transformemos en volcán, en tsunami, con un equipo de ajedrecistas que se turnan en cada jugada para darle jaque mate al rey. Diré una contradicción en los términos fundacionales: Deseo, idealmente, un pragmatismo político ilustrado.
Hoy, día de la migración, ojalá migremos al reencuentro de una Venezuela capaz de rehacerse y defenestrando cualquier rasguño de despotismo.
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