La COP30, que se reunirá en la localidad brasileña de Belém, amenaza con dejar fuera de la agenda temas fundamentales para contener el colapso climático, como la eliminación de los combustibles fósiles y la necesidad de metas nacionales más ambiciosas en la reducción de emisiones de gases que producen el calentamiento global. Sectores de la sociedad civil global intentarán incidir, desde diferentes iniciativas, en la primera cumbre en cuatro años que se reunirá en un país democrático.
NUEVA SOCIEDAD 319 / SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2025
La llamada
«agenda de negociación» de las conferencias sobre el cambio climático es la que
produce acuerdos que adoptan todos los países y tienen valor de ley
internacional. Estos acuerdos, sin embargo, dependen del consenso de las más de
190 naciones que forman parte de la Convención del Clima y del Acuerdo de
París, cuyo objetivo es contener el aumento de la temperatura del planeta y,
así, evitar la extinción de la vida.
Este año,
alcanzar consensos entre los gobiernos se hizo mucho más difícil debido al
contexto global. Al hacer del negacionismo del cambio climático una política
oficial y usar explícitamente el poder económico y militar de Estados Unidos
para amenazar a otros países, Donald Trump ha agravado el deterioro ya en curso
de las relaciones internacionales. En los últimos años, el mundo ha sido
incapaz, por ejemplo, de detener la invasión rusa de Ucrania y la masacre de
los palestinos por parte de Israel.
Para completar
el problema, la agenda de negociación de la cop30, la primera conferencia
sobre el clima que se realizará en la Amazonia, está llena de vacíos. Como pasa
todos los años desde la primera cop, en 1995, los temas de esta agenda se
heredan de las conferencias anteriores. La de 2025 es poco ambiciosa porque, en
teoría, casi todos los temas que tenían que negociarse a partir del Acuerdo de
París –el tratado internacional sobre los cambios climáticos firmado en
la cop21 en 2015– ya se han considerado. Sin embargo, las negociaciones
anteriores no establecieron caminos claros para implementar medidas
fundamentales para frenar el cambio climático, como la eliminación de los
combustibles fósiles.
Los
movimientos socioambientales vienen presionando a la dirección brasileña de
la cop30 para que proponga acuerdos más ambiciosos. Ahora esta presión ha
recibido un impulso gracias a una decisión histórica adoptada el 23 de julio
por la Corte Internacional de Justicia (cij), el principal tribunal de la
Organización de las Naciones Unidas (onu). Sobre la base de tratados
internacionales referidos al clima, la biodiversidad y los derechos humanos,
la cij concluyó que es una obligación legal de todos los países
actuar contra el cambio climático y que deben cooperar entre sí para hacerlo.
Por más que le
corresponda a cada país determinar su propio objetivo de reducción de emisiones
de gases de efecto invernadero, el tribunal de la onu afirmó que este
objetivo no puede quedar a su arbitrio y debe representar «una contribución
adecuada» para mantener el aumento de la temperatura del planeta en 1,5 °c,
como lo determina el objetivo «primario» del Acuerdo de París. Además, la Corte
consideró que se podrá responsabilizar legalmente a los países que no cumplan
sus obligaciones. La decisión es un «dictamen consultivo», lo que significa que
su cumplimiento por parte de los gobiernos no es obligatorio. Sin embargo,
tiene un peso político y jurídico y puede dar lugar a procesos en tribunales
nacionales e internacionales.
El dictamen de
la Corte de la onu refuerza la demanda de objetivos más concretos y
ambiciosos para las negociaciones en la cop de Belém. El 19 de
agosto, el presidente de la conferencia, André Corrêa do Lago, anunció un
calendario de consultas hasta noviembre con los gobiernos y organizaciones
observadoras, con el objetivo de formular propuestas que llenen los vacíos de
la agenda de negociación. «La humanidad no puede permitirse más retrasos
derivados de posibles fallas de confianza y cooperación, ya que la cop30
marca precisamente la mitad de la década que la mejor ciencia disponible considera
crítica para nuestros esfuerzos por limitar el aumento de la temperatura a 1,5
°c», dijo en una carta pública. A continuación, abordamos el estado actual de
los principales puntos de esta agenda y lo que establece el dictamen sobre
algunos de ellos1.
La lucha
por un cronograma para la eliminación de los combustibles fósiles
No hay ningún
punto específico en la agenda de las conferencias sobre el clima que trate
sobre la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. El compromiso con
la «transición para alejarse de los combustibles fósiles» entró por primera vez
en las negociaciones climáticas como parte del acuerdo sobre el Balance
Mundial, nombre del documento aprobado en la cop28, en 2023, que enumera
los pasos necesarios para que se cumpla el Acuerdo de París. Como muchos de los
documentos sobre el clima, el Balance Mundial también deja puntos vagos sobre
esta cuestión. No especifica, por ejemplo, si se habla del uso o de la
producción de petróleo, gas y carbón. Afirma, sin embargo, que «en esta década
crítica» hay que acelerar la eliminación.
En
la cop28 también se aprobó la creación del Diálogo de los Emiratos Árabes
Unidos para discutir la implementación de los resultados del Balance Mundial.
Sin embargo, las negociaciones del Diálogo no avanzaron en la cop29,
reunida en 2024 en Azerbaiyán. Estas dificultades también se presentaron en la
reunión de mitad de año de la Convención sobre el Clima, que se celebró en la
ciudad alemana de Bonn y dio el puntapié inicial a las negociaciones que
finalizarán –o no– en la cop de fin de 2025. Los negociadores
reunidos en Bonn enviaron para la reunión de Belém dos borradores distintos
sobre la implementación del Balance Mundial, pero ninguno de ellos menciona
específicamente los combustibles fósiles.
La mayoría de
los países rechaza la creación de un mecanismo para monitorear la
implementación del Balance Mundial y afirma que cada país tendría que tratarlo
individualmente, dentro de los objetivos nacionales de reducción de emisiones
de gases de efecto invernadero. Las organizaciones socioambientales sostienen
que el tema de los combustibles fósiles es fundamental y hay que abordarlo
aparte, ya que su quema genera más de 75% de las emisiones. Se trata del «mamut
en la sala», como dice Claudio Angelo, coordinador de política internacional
del Observatorio del Clima.
Desde
la cop28, la sociedad civil y algunos gobiernos defienden que se
establezca un cronograma para la eliminación gradual de los combustibles
fósiles, con los países ricos a la cabeza. Brasil incluyó el cronograma
propuesto en el documento en el que presentó, en noviembre de 2024, su objetivo
de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2035. En junio,
una carta firmada por más de 250 científicos le pidió al presidente brasileño
Luiz Inácio Lula da Silva que liderara una iniciativa en este sentido.
Un estudio de
la organización Oil Change International mostró que cuatro países ricos –eeuu,
Canadá, Noruega y Australia– son responsables de 70% de la expansión de la
producción de petróleo y gas prevista hasta 20352. Los eeuu de Donald Trump, solos, son responsables de la
mayoría de estos planes de ampliación. En la lista de los 20 países que lideran
los proyectos para aumentar la producción, Brasil está en el noveno lugar, por
delante de Arabia Saudita. El gobierno de Lula da Silva pretende abrir un nuevo
frente de prospección de petróleo en la Cuenca de la Desembocadura del
Amazonas, una región de alta sensibilidad ambiental.
La presión de
los movimientos socioambientales para que Brasil proponga una negociación
separada para la eliminación de combustibles fósiles en la cop30 se vio
reforzada por el dictamen consultivo de la cij. El dictamen establece que
los países que no adopten «medidas apropiadas» para reducir la producción, el
consumo, la concesión de nuevas licencias de explotación y los subsidios a los
combustibles fósiles podrían ser acusados de cometer «un acto
internacionalmente ilícito».
Un plan
de acción para todas las selvas
Al igual que
con los combustibles fósiles, no hay ningún punto en la agenda de negociaciones
de las conferencias sobre el clima que trate específicamente sobre las selvas.
El tema también se aborda en el Balance Mundial, que destaca la importancia de
conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas e incluye la
meta de deforestación cero en 2030. El Balance Mundial habla de la necesidad de
apoyo y financiamiento para alcanzar este objetivo, pero no prevé la
elaboración de un plan para hacerlo realidad. Hay una mención al pago por la
reducción de emisiones, consecuencia de la lucha contra la deforestación, como
sucede, por ejemplo, en las donaciones que recibe el Fondo Amazonia.
El liderazgo
brasileño de la conferencia pretende priorizar el financiamiento de las selvas
en pie y la restauración forestal en la llamada «agenda de acción» de
la cop30. Esta agenda aborda compromisos entre grupos de países, empresas
y organizaciones. Sin embargo, estos compromisos no tienen fuerza de ley
internacional. El gobierno espera lanzar en Belém el Fondo Selvas Tropicales
para Siempre, conocido como tfff (por su sigla en inglés), un mecanismo
de mercado para remunerar a los países forestales por los llamados «servicios
ecosistémicos» que estos biomas proveen, por ejemplo, en la preservación de la
biodiversidad y la regulación de las lluvias. Este fondo, sin embargo, no es un
instrumento que forme parte de las negociaciones sobre el clima. También debe
aprobarse en Belém una resolución que establezca una sinergia formal entre las
tres convenciones –la del clima, la de biodiversidad y la de combate contra la
desertificación– que salieron de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo que se llevó a cabo en Río de Janeiro en 1992.
Como en el
caso de los combustibles fósiles, las organizaciones socioambientales defienden
que Brasil proponga una decisión de la cop sobre las selvas.
Greenpeace ha lanzado una propuesta de plan de acción para el fin de la
deforestación en todo el mundo. «Todavía no tenemos un enfoque estructurador
para el tema de las selvas dentro de la Convención del Clima», dice Camila
Jardim, de Greenpeace Brasil. «Brasil es un ejemplo de país forestal que tiene
una actuación contundente en la lucha contra la deforestación y podría liderar
este plan», sugiere. El dictamen del tribunal de la onu recuerda que
frenar el cambio climático implica tanto reducir las emisiones como fortalecer
los «sumideros» de carbono, como las selvas, otros biomas terrestres y los
océanos. Los sumideros eliminan el gas que causa el efecto invernadero de la
atmósfera.
La
transición justa todavía no tiene destino
El programa de
trabajo sobre una transición justa se estableció en la cop27, reunida en
Egipto, para dar curso al objetivo del Acuerdo de París de lograr «una
transición justa de la fuerza laboral y la creación de trabajo decente y
empleos de calidad». En las discusiones se ha ampliado este concepto y ahora
abarca, además de los trabajadores formales e informales, la participación y
los derechos de otros grupos de la sociedad –como los indígenas, los
inmigrantes y los jóvenes– en la construcción de un modelo socioeconómico que
sea compatible con la preservación de la vida y no profundice las
desigualdades.
No hubo
acuerdo para aprobar un texto sobre transición justa en la cop28 y
la cop29, pero, en la reunión de junio pasado en Bonn, este fue uno de los
puntos de negociación que más avanzaron. El borrador que se envió a Belém
incluye, por primera vez, a las personas afrodescendientes entre los grupos que
se consideran prioritarios en una transición justa. Por sugerencia de Colombia,
este es también el único documento de los que salió de Bonn que menciona la
eliminación gradual de los combustibles fósiles, en un párrafo que trata sobre
la ampliación del acceso a la energía limpia. Sin embargo, a último momento,
los países árabes sugirieron una redacción alternativa, sin esta mención: el
texto final se negociará en Belém.
Además, la
gran pregunta es si se establecerá o no un mecanismo para supervisar y apoyar
la implementación del acuerdo de transición justa o si quedará meramente como
una declaración de intenciones.
«La transición
justa es una de las temáticas más nuevas en la Convención del Clima, pero es
extremadamente relevante», dice Mariana Belmont, de Geledés-Instituto de la
Mujer Negra, de Brasil. Y agrega:
Aporta una
perspectiva social que faltaba en los debates sobre la mitigación y la
adaptación climática. Este movimiento tiene que avanzar para que los procesos
de esta transición no aumenten las desigualdades. Seguiremos de cerca los
próximos pasos para asegurar la permanencia de los afrodescendientes y la
creación de una estructura que nos muestre un camino que contemple los derechos
humanos en la agenda climática.
La decisión de
la cij establece una vinculación clara entre la obligación de
contener la emergencia climática y los derechos humanos, al afirmar que los
efectos del cambio climático pueden afectar significativamente la capacidad de
usufructuar estos derechos, entre los que se incluyen el derecho a la vida, la
salud, el acceso a la comida y la vivienda, además de los derechos de las
mujeres, los niños y los pueblos indígenas.
¿Qué
hacer con la «brecha de ambición»?
Según el
Acuerdo de París, este año todos los firmantes tienen que entregar su nuevo
objetivo de reducción de emisiones, la Contribución Determinada a Nivel
Nacional (ndc, por sus siglas en inglés), con objetivos hasta 2035. Hasta el
cierre de este artículo, el 28 de julio, solo 27 lo habían hecho3; entre los que todavía deben entregarlo se encuentran China y la Unión
Europea. Antes de la cop30, la Convención del Cambio Climático divulgará
un documento sobre las nuevas ndc, que dirá si los compromisos del
conjunto de países son suficientes para cumplir con el Acuerdo de París. Se
prevé que la respuesta será negativa y que habrá una «brecha de ambición», es
decir que los países tendrán que ir más allá de lo prometido para contener el
aumento de la temperatura media del planeta idealmente por debajo de 1,5 °c con
respecto al periodo preindustrial, o al menos por debajo de 2 °c.
No hay ningún
punto formal de la agenda de negociación en Belém que aborde esta posible
«brecha de ambición». Sin embargo, se da por sentado que el tema va a
discutirse en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno que precederá a
la cop30, o en la misma conferencia. La cuestión es si esto conllevará
alguna declaración o documento acordado por todos los países. «Si la evaluación
de las ndc muestra un panorama en 2035 que no parezca bueno,
tendremos que actuar colectivamente para cambiarlo. Son tiempos extraordinarios
que requieren mucha más unidad. Tenemos que recuperar nuestro sentido de
urgencia en todos los niveles y no podemos dejarnos paralizar por el contexto
internacional», dice el diplomático Túlio Andrade, jefe de Estrategia y Alineamiento
de la cop30.
El dinero
para la adaptación no está garantizado
Una decisión
de la cop26 en Glasgow, Escocia, creó un Programa de Trabajo sobre el
Objetivo Global de Adaptación (oga), previsto en el Acuerdo de París. La idea
es establecer indicadores que puedan medir el progreso de los países en las
medidas de adaptación al cambio climático. Este es el punto de las
negociaciones en las conferencias sobre el clima que más tiene que ver con la
vida cotidiana de las personas.
La definición
de 100 indicadores, con la ayuda de expertos, tiene que completarse este año y
aprobarse en Belém. Sin embargo, las negociaciones casi se paralizaron en la
reunión de la Convención sobre el Clima en Bonn, en junio, debido a la
resistencia de las naciones ricas a que los indicadores incluyeran medios de
implementación, es decir, los recursos monetarios y tecnológicos para que los
países adopten medidas de adaptación. Los denominados «países en desarrollo»
argumentan que este financiamiento debe ser público, ya que la adaptación
depende en gran medida de obras de infraestructura que no son rentables y, por
lo tanto, no atraen al sector privado.
Al final, se
mantuvieron los medios de implementación en el texto que se analizará en Belém.
«La inclusión de indicadores de medios de implementación es sin duda una buena
señal», dice Thaynah Gutierrez, de la Red por la Adaptación Antirracista, de
Brasil. «Pero esta buena señal vino con mucha incertidumbre, ya que
la cop30 todavía tiene que asegurar el financiamiento para implementar los
indicadores y los objetivos acordados», explica. Para Gutierrez, otro reto será
incluir a las poblaciones afrodescendientes como grupo prioritario en la agenda
de adaptación. Se llegó a incluir esta mención, pero terminaron eliminándola
del documento negociado en Bonn. «La Presidencia de la cop30 ha sido
enfática en la mención a los afrodescendientes en todas las salas de
negociación, pero todavía falta diálogo con los países entre bastidores».
El dictamen de
la cij también destaca la obligatoriedad legal de adoptar medidas de
adaptación como un «complemento a las obligaciones de mitigación [reducción de
emisiones] para prevenir y reducir las consecuencias nocivas del cambio
climático».
La ruta
Bakú-Belém y el nudo del financiamiento
En teoría, la
negociación sobre el financiamiento en el marco de las conferencias sobre el
clima se concluyó en la cop29. En Bakú, se estableció un nuevo objetivo de
financiamiento a cargo de los países ricos de 300.000 millones de dólares al
año, suma que se alcanzaría recién en 2035. Se consideró que este monto es
insuficiente ante las necesidades, que se estiman en al menos 1,3 billones de
dólares al año. Además, hubo descontento con el texto del acuerdo porque da
demasiada importancia a la «movilización» de inversiones privadas. Por eso el
tema volvió a surgir este año, cuando países como la India y Bolivia
presionaron para que se reabrieran los diálogos sobre el financiamiento. La
cuestión puede llegar a trabar las negociaciones en Belém y todavía no se sabe
qué enfoque propondrá el liderazgo brasileño de la cop30.
Según la
Convención sobre el Clima de 1992, la obligación de financiamiento se asigna a
los «contaminadores históricos», los 24 países que en aquel momento formaban
parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde),
entre los que se encontraban eeuu –que Trump retiró del Acuerdo de
París–, naciones europeas como Francia y Alemania, y Canadá, Australia, Nueva
Zelanda y Japón. Esta obligación quedó consagrada en el principio de las «responsabilidades
comunes pero diferenciadas». El dictamen de la cij reafirmó este
principio, pero introdujo un matiz en esta discusión. El documento afirma que
la condición de un país como «desarrollado» o «en desarrollo» no debe
considerarse «estática», sino que depende «de una evaluación de las
circunstancias actuales del país en cuestión». Esto significa que a los países
que actualmente tienen emisiones muy altas o poseen abundantes recursos
financieros –como Arabia Saudita, China o Rusia– se los podría considerar entre
los que tienen la obligación de financiar a los demás.
Por ahora, lo
que hay de concreto es que el acuerdo de la cop29 les encargó a Brasil y
Azerbaiyán que elaboraran una «hoja de ruta Bakú-Belém» que señale medios para
que el monto de financiamiento climático llegue a los 1,3 billones de dólares
al año. En la reunión de mitad de año de la Convención sobre el Clima, en Bonn,
la secretaria de Asuntos Internacionales del Ministerio de Hacienda, Tatiana
Rosito, presentó algunas de las medidas que se van a proponer. La mayoría de
ellas quedan fuera del ámbito de decisión de las conferencias sobre el clima,
como la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo –instituciones como
el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (bid)– y el aumento de
los préstamos «concesionales», es decir, con condiciones especiales de pago
para los países con menos recursos. Hoy, los países ricos están reduciendo
incluso la llamada «ayuda al desarrollo», que no está necesariamente vinculada
a la necesidad de contener la emergencia climática.
Las
organizaciones socioambientales piden que la hoja de ruta le dé más énfasis al
financiamiento público de la acción climática y a medidas como el perdón de la
deuda externa a los países más pobres para que puedan invertir en la transición
ecológica. Otro punto considerado esencial por la sociedad civil es la
inclusión del principio de «hacer que los contaminadores paguen», con el
establecimiento de impuestos extraordinarios a los sectores que más emiten,
como la industria petrolera. Se usaría este dinero para ayudar a los países en
sus esfuerzos por reducir las emisiones y adaptarse a los efectos del cambio
climático.
Un
interrogante que se cierne sobre la «hoja de ruta» es si se incorporará o no de
alguna manera a las decisiones formales de la cop30. «La ‘hoja de ruta’
Bakú-Belém no es un punto de negociación, sino un informe que resulta de las
negociaciones entre las dos presidencias y que se les presentará a los países»,
explica Tatiana Oliveira, del Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf, por sus
siglas en inglés). «No sabemos si lo citarán, si lo adoptarán, si tendrá un
impulso en el documento final. Sin eso, faltan dientes, como decimos en el
derecho internacional», explica. En otras palabras, podría acabar simplemente
como un informe más, sin poder real para influir en la realidad.
Los
afrodescendientes y el plan sobre género
En 2014, en
la cop20 de Lima, Perú, se estableció un programa de trabajo sobre género
y clima que creó un plan de acción para garantizar que las cuestiones de género
se tomaran en cuenta en las políticas climáticas. Este plan venció en 2024 y el
programa de trabajo elabora uno nuevo para reemplazarlo. El borrador que salió
de Bonn y se debatirá en Belém menciona por primera vez a las mujeres y niñas
afrodescendientes como uno de los grupos que hay que priorizar en las políticas
climáticas.
Esta inclusión
fue el resultado de una estrategia de intervención en las negociaciones
climáticas de las organizaciones antirracistas brasileñas y de defensa de la
población negra. La demanda contó con el apoyo de los negociadores de Brasil.
Leticia Leobet, de Geledés-Instituto de la Mujer Negra, recuerda que la mención
a los afrodescendientes ya se había hecho en la reunión de Bonn el año pasado,
pero la retiraron cuando la negociación del nuevo plan de acción llegó a
la cop29, en Bakú. «Este año el escenario es distinto, más optimista.
Brasil propuso la inclusión de las personas afrodescendientes y
la cop se realiza en Brasil. Esperamos que los negociadores
brasileños lleven a cabo las conversaciones necesarias para respaldar la
propuesta», dice Leobet, recordando que 56% de la población del país es
afrodescendiente.
Las
calles intentan evitar la parálisis de los gobiernos
En la
primera cop del clima realizada en un país democrático en cuatro años
–las anteriores han sido en Egipto, Dubái y Azerbaiyán–, se espera una gran
presión en las calles de los movimientos sociales y organizaciones de la
sociedad civil, así como en la Cumbre de los Pueblos y en el espacio de la
conferencia, para presionar a los negociadores. En el ámbito de los gobiernos
predomina aún una fuerte parálisis, que ha impedido hasta ahora la unión de
bloques geopolíticos contra el acoso de Trump, incluso en los temas vinculados
al clima y el medio ambiente.
Por encima de
la crisis del multilateralismo, el costo de los alojamientos en Belém, la
capital del estado amazónico de Pará donde ocurrirá la cop30, ha añadido
tensión a la preparación del encuentro. Los grupos de países africanos, países-islas
y latinoamericanos han pedido incluso su traslado a otra ciudad, algo que el
gobierno brasileño ha descartado. Se creó una fuerza de tareas para ayudar a
las delegaciones a encontrar dónde quedarse, en un intento de evitar el riesgo
de ausencias que podrían poner en duda la legitimidad de la conferencia.
Nota: una
versión anterior de este artículo se publicó en la revista Sumaúma, 7/8/2025, con el título «La agenda de negociación de
la COP30 punto por punto: pequeños avances y omisiones flagrantes».
- 1.
Nos basamos
para ello en algunos reportes previos, disponibles en https://sumauma.com/tag/conferencia-do-clima/.
- 2.
Oil Change International: «Planet Wreckers: Top
Global North Countries Responsible for Nearly 70% of Projected New Oil and Gas
Expansion to 2035», 16/6/2025, disponible en oilchange.org.
- 3.
V. «NDC Tracker» en Climate Watch,
disponible en www.climatewatchdata.org/ndc-tracker.

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