martes, 23 de octubre de 2018

Ojo a los beneficiados por el cambio climático - Ángeles Lucas


La subida de temperaturas perjudica el comercio agrícola de las zonas en desarrollo y aumentará las exportaciones de los países ricos, una dinámica que radicaliza la brecha de la desigualdad

Una campesina del Sahel contamina poco, apenas genera residuos, no consume demasiados productos de plástico, ni enchufa el aire acondicionado, ni tiene coche, ni monta en avión. Tampoco suele comer carne, ni disfruta de una dieta variada, ni controla las calorías que ingiere cada día con un smartphone. Y será difícil que abra un grifo y salga agua potable, fría o caliente. Incluso será difícil que encuentre agua, potable o no, para regar la cosecha. Mujeres como ella no serán probablemente las que causen el cambio climático en el planeta, pero sufren las consecuencias directas en el derecho más básico, la alimentación. El origen del calentamiento global apunta al bienestar de los países más septentrionales, y no queda ahí, la subida de las temperaturas beneficia a su sector agrícola y por ende a su comercio. Una dinámica perversa que desequilibra la balanza de la igualdad y el desarrollo y condena a los habitantes de África, Asia y América Latina a vivir empobrecidos y dependientes del norte.

 “El cambio climático tendrá repercusiones cada vez más negativas en muchas regiones del mundo, siendo las latitudes bajas las más afectadas, muchas de los cuales ya padecen pobreza, inseguridad alimentaria y diversas formas de malnutrición. En esas regiones la agricultura se verá afectada negativamente, en cambio, en las regiones con climas templados, podrían verse efectos positivos”, concluye el informe El estado de los mercados de productos básicos agrícolas presentado recientemente por la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura). De los africanos, asiáticos y latinoamericanos, indica que correrán un riesgo “desproporcionadamente alto” y que el cambio climático puede ensanchar la brecha económica entre los países desarrollados y en desarrollo, no solo por la alteración de la temperatura, también por los desastres naturales. La entidad urge a los Gobiernos a tomar medidas contra el aumento de las temperaturas e insta a que el comercio internacional equilibre el desajuste que supondrán estas alteraciones en el mercado agrícola mundial, que de nuevo, perjudicará a los países situados más al sur, cuya productividad descenderá, aumentarán sus importaciones y sufrirán más plagas y enfermedades en el terreno.

Solo en Senegal, la sequía ha dejado este verano a 245.000 personas sin alimento en la tercera crisis hídrica del país en seis años y ya la ONU advirtió en mayo de que la falta de lluvias, el aumento de los precios de la comida, los conflictos y la debilidad de su sistema de respuesta condenaría a cinco millones de personas a pasar hambre. “Se necesitan medidas de políticas de amplio alcance. El impacto desigual del cambio climático en el mundo y sus implicaciones para el comercio agrícola, en especial para los países en desarrollo, subraya la necesidad de un enfoque equilibrado de las políticas, que mejore el papel de adaptación del comercio, mientras que se apoya a los más vulnerables”, propone el director de la FAO, Graziano da Silva, en la introducción del informe. Insta también a redistribuir los alimentos de las regiones con excedentes a las deficitarias, de forma que no se aprovechen de los que requieren los productos para subir los precios.


  Una campesina del Sahel, a las orillas del río Níger, en Niamey. Á. LUCAS

Para satisfacer la creciente demanda, en 2050 la agricultura tendrá que producir casi un 50% más de alimentos, piensos y biocombustibles que en 2012. Y la prospectiva de la FAO estima que los países del sur de Asia y del norte y del oeste de África aumentarán sus importaciones de productos agrícolas. Al mismo tiempo, crecerán las exportaciones de Norteamérica, Europa y Asia Central, por lo que se les pone en el punto de mira para que procuren un sistema justo de mercado. Visto el panorama, el desafío de los Gobiernos pasaría por convencer o ayudar a un agricultor a invertir en infraestructuras agrícolas algo de lo que gana cuando casi no alcanza para comer. Y cuando además, las sequías serán probablemente cada vez más comunes en su país.

"Si ninguna medida funciona, las comunidades más afectadas podrían verse obligadas a migrar"

GEORGE RAPSOMANIKIS, ECONOMISTA DE LA FAO

De continuar como hasta ahora, la dependencia de unos países respecto a otros y la desigualdad marcarán el ritmo futuro. “Los países subirán los precios de los productos, quizás un 6%. En algunas zonas apenas se notará, pero en otras regiones ese porcentaje lleva al hambre. Por eso es importante que se empiecen a tomar medidas desde ya”, indica también el economista George Rapsomanikis, coautor del informe de la FAO. Entre las actuaciones recomendadas por la FAO señalan en primer lugar intensificar la lucha contra el cambio climático, un desafío complejo y lento ya debatido en el Acuerdo de París, por el que todos los países firmantes se comprometen a reducir los gases de efecto invernadero para que el aumento medio de la temperatura a final de este siglo no supere los dos grados respecto a los niveles preindustriales.
 
Además, desde la agencia se sugiere la adaptación de la agricultura al nuevo escenario climático con ingeniería, tecnología e inversión y la mejora de los medios de vida de los pequeños agricultores familiares. Se recomienda también que los gobiernos promuevan iniciativas tecnológicas, que den incentivos, que se garanticen seguros agrícolas frente a los riesgos y que se ofrezca formación frente al nuevo escenario. “Si nada funciona, es probable que estas comunidades tengan que migrar definitivamente a otros lugares”, concluye Rapsomanikis.
 
Durante el comité que se ocupa de los problemas de productos básicos celebrado estos días en la sede de la FAO en Roma, el representante de Congo, Marc Mankoussou, exigió la puesta en marcha de un sistema comercial universal, abierto, no discriminatorio y equitativo y señaló un esfuerzo en la implicación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para ajustar medidas y programas relativos a la agricultura. “Para el cumplimiento del objetivo número dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que es el hambre cero, es esencial que se lleguen a acuerdos ya”, declaró Mankoussou, que recordó que en África se ha firmado este 2018 un acuerdo de Libre Comercio Continental para liberar progresivamente las aduanas y reducir los obstáculos arancelarios.

En 2050 la agricultura tendrá que producir casi un 50% más de alimentos, piensos y biocombustibles que en 2012

"Pedimos a la FAO más esfuerzo para que refuerce las capacidades de cooperación sur-sur y triangular, y plantee enfoques innovadores para la agricultura sostenible y la diversidad biológica. Es importante asignar recursos para la agricultura familiar que facilite erradicar la pobreza, el hambre y las distintas formas de malnutrición", pidió la delegación de Egipto en el comité en Roma. El último informe de la agencia indica que el hambre ha aumentado por tercer año y alcanza a 821 millones de personas. 515 millones de ellas están en Asia y 256 en África. Igual una de ellas es esa campesina del Sahel.


Roma 12 OCT 2018 - 00:01 CEST EL PAIS
Foto principal: Una mujer contempla un campo de cultivos en Leamington, en Canadá. UNSPLASH



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