La subida de temperaturas perjudica el comercio agrícola de las zonas en desarrollo y aumentará las exportaciones de los países ricos, una dinámica que radicaliza la brecha de la desigualdad
Una campesina del Sahel contamina poco, apenas genera residuos,
no consume demasiados productos de plástico, ni enchufa el aire acondicionado,
ni tiene coche, ni monta en avión. Tampoco suele comer carne, ni disfruta de
una dieta variada, ni controla las calorías que ingiere cada día con un smartphone.
Y será difícil que abra un grifo y salga agua potable, fría o caliente. Incluso
será difícil que encuentre agua, potable o no, para regar la cosecha. Mujeres
como ella no serán probablemente las que causen el cambio climático en el
planeta, pero sufren las consecuencias directas en el derecho más básico, la
alimentación. El origen del calentamiento global apunta al bienestar de los
países más septentrionales, y no queda ahí, la subida de las temperaturas
beneficia a su sector agrícola y por ende a su comercio. Una dinámica perversa
que desequilibra la balanza de la igualdad y el desarrollo y condena a los
habitantes de África, Asia y América Latina a vivir empobrecidos y dependientes
del norte.
“El cambio
climático tendrá repercusiones cada vez más negativas en muchas regiones del
mundo, siendo las latitudes bajas las más afectadas, muchas de los cuales ya
padecen pobreza, inseguridad alimentaria y diversas formas de malnutrición. En
esas regiones la agricultura se verá afectada negativamente, en cambio, en las
regiones con climas templados, podrían verse efectos positivos”, concluye el informe El estado de los mercados de productos básicos agrícolas presentado recientemente por la FAO (agencia de la
ONU para la alimentación y la agricultura). De los africanos, asiáticos y
latinoamericanos, indica que correrán un riesgo “desproporcionadamente alto” y
que el cambio climático puede ensanchar la brecha económica entre los países
desarrollados y en desarrollo, no solo por la alteración de la temperatura,
también por los desastres naturales. La entidad urge a los Gobiernos a tomar
medidas contra el aumento de las temperaturas e insta a que el comercio
internacional equilibre el desajuste que supondrán estas alteraciones en el
mercado agrícola mundial, que de nuevo, perjudicará a los países situados más
al sur, cuya productividad descenderá, aumentarán sus importaciones y sufrirán
más plagas y enfermedades en el terreno.
Solo en Senegal, la sequía ha dejado este verano a 245.000 personas
sin alimento en la tercera crisis hídrica
del país en seis años y ya la ONU advirtió en mayo de que la falta de lluvias,
el aumento de los precios de la comida, los conflictos y la debilidad de su
sistema de respuesta condenaría a cinco millones de personas a pasar hambre.
“Se necesitan medidas de políticas de amplio alcance. El impacto desigual del
cambio climático en el mundo y sus implicaciones para el comercio agrícola, en
especial para los países en desarrollo, subraya la necesidad de un enfoque
equilibrado de las políticas, que mejore el papel de adaptación del comercio,
mientras que se apoya a los más vulnerables”, propone el director de la FAO,
Graziano da Silva, en la introducción del informe. Insta también a redistribuir
los alimentos de las regiones con excedentes a las deficitarias, de forma que
no se aprovechen de los que requieren los productos para subir los precios.
Para satisfacer la creciente demanda, en 2050 la
agricultura tendrá que producir casi un 50% más de alimentos, piensos y
biocombustibles que en 2012. Y la prospectiva de la FAO estima que los países
del sur de Asia y del norte y del oeste de África aumentarán sus importaciones
de productos agrícolas. Al mismo tiempo, crecerán las exportaciones de
Norteamérica, Europa y Asia Central, por lo que se les pone en el punto de mira
para que procuren un sistema justo de mercado. Visto el panorama, el desafío de
los Gobiernos pasaría por convencer o ayudar a un agricultor a invertir en
infraestructuras agrícolas algo de lo que gana cuando casi no alcanza para
comer. Y cuando además, las sequías serán probablemente cada vez más comunes en
su país.
"Si ninguna medida funciona, las comunidades más afectadas
podrían verse obligadas a migrar"
GEORGE
RAPSOMANIKIS, ECONOMISTA DE LA FAO
De continuar como hasta ahora, la dependencia de unos
países respecto a otros y la desigualdad marcarán el ritmo futuro. “Los países
subirán los precios de los productos, quizás un 6%. En algunas zonas apenas se
notará, pero en otras regiones ese porcentaje lleva al hambre. Por eso es
importante que se empiecen a tomar medidas desde ya”, indica también el
economista George Rapsomanikis, coautor del informe de la FAO. Entre las
actuaciones recomendadas por la FAO señalan en primer lugar intensificar la
lucha contra el cambio climático, un desafío complejo y lento ya debatido en el
Acuerdo de París, por el que todos los países firmantes se comprometen a
reducir los gases de efecto invernadero para que el aumento medio de la
temperatura a final de este siglo no supere los dos grados respecto a los
niveles preindustriales.
Además, desde la agencia se sugiere la adaptación de la
agricultura al nuevo escenario climático con ingeniería, tecnología e inversión
y la mejora de los medios de vida de los pequeños agricultores familiares. Se
recomienda también que los gobiernos promuevan iniciativas tecnológicas, que
den incentivos, que se garanticen seguros agrícolas frente a los riesgos y que
se ofrezca formación frente al nuevo escenario. “Si nada funciona, es probable
que estas comunidades tengan que
migrar definitivamente a otros lugares”, concluye Rapsomanikis.
Durante el comité que se ocupa de los problemas de
productos básicos celebrado estos días en la sede de la FAO en Roma, el
representante de Congo, Marc Mankoussou, exigió la puesta en marcha de un
sistema comercial universal, abierto, no discriminatorio y equitativo y señaló
un esfuerzo en la implicación de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
para ajustar medidas y programas relativos a la agricultura. “Para el
cumplimiento del objetivo número dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que es el hambre cero, es esencial que se lleguen a
acuerdos ya”, declaró Mankoussou, que recordó que en África se ha firmado este
2018 un acuerdo de Libre Comercio
Continental para liberar progresivamente
las aduanas y reducir los obstáculos arancelarios.
En 2050 la agricultura tendrá que producir casi un 50% más de
alimentos, piensos y biocombustibles que en 2012
"Pedimos a la FAO más esfuerzo para que refuerce las
capacidades de cooperación sur-sur y triangular, y plantee enfoques innovadores
para la agricultura sostenible y la diversidad biológica. Es importante asignar
recursos para la agricultura familiar que
facilite erradicar la pobreza,
el hambre y las distintas formas de malnutrición", pidió la delegación de
Egipto en el comité en Roma. El último informe de la agencia indica que
el hambre ha aumentado por tercer
año y alcanza a 821 millones de personas. 515 millones de ellas están en Asia y 256 en África.
Igual una de ellas es esa campesina del Sahel.
Foto principal: Una mujer contempla un campo de cultivos en Leamington, en Canadá. UNSPLASH
No hay comentarios.:
Publicar un comentario