Durante
casi cuarenta años, los satélites han estado recogiendo datos en los que está impresa
la huella del cambio climático.
En
las latitudes medias, sobre todo en las boreales, es donde más ha crecido la
amplitud del ciclo estacional de las temperaturas troposféricas durante el
período 1979-2016 [Laboratorio Nacional Lawrence en Livermore, NASA].
Un análisis de décadas de
datos tomados por los satélites artificiales ha revelado cómo están cambiando
los seres humanos los ciclos de las estaciones en la baja atmósfera. La
acumulación de gases de invernadero producidos por la quema de combustibles
fósiles ha hecho que suban las temperaturas del aire más en verano y que en el
hemisferio norte la oscilación anual de la temperatura sea más pronunciada.
Las investigaciones
anteriores habían dejado constancia del modo en que el cambio climático está
alterando las estaciones en tierra: los mantos de nieve se derriten antes, las
migraciones de los animales cambian de fechas y las temporadas de incendios son
más largas. El último estudio, que se basa en los registros de la temperatura
tomados por satélites entre 1979 y 2016, es el primero que establece con
precisión los cambios estacionales en la atmósfera. La probabilidad de que la
variabilidad natural explique la magnitud de los cambios de temperatura a lo
largo de esos registros es más o menos de cinco en un millón, según
cuentan unos investigadores en Science.
«Muchos han buscado y
encontrado esos cambios en el mundo biológico, así que nosotros decidimos
echarles un vistazo a los datos por satélite», dice el autor principal del
artículo, Benjamin Santer, científico de la atmósfera en el Laboratorio
Nacional Lawrence en Livermore, California. «Hemos visto profundos indicios del
impacto humano en el clima, no solo en las temperaturas anuales, sino en el
ciclo de las estaciones».
El equipo de Santer usó
modelos de ordenador para simular el clima global a lo largo de miles de años,
con y sin emisiones de gases de invernadero. Esto les permitió predecir
«huellas» reveladoras de la influencia humana en las condiciones atmosféricas.
Compararon a continuación esas pautas con los datos de temperaturas tomados por
los satélites desde 1979. Quedó así manifiesto que las variaciones naturales
del clima de la Tierra no podían explicar todos los cambios observados en los ciclos
climáticos estacionales.
Algunas tendencias
climáticas estacionales no se pueden explicar, es la conclusión de estos
autores, sin tomar en cuenta el calentamiento por el aumento de las
concentraciones de gases de invernadero en la atmósfera. El cambio más notable
es el del hemisferio norte, donde la diferencia ente las temperaturas de verano
e invierno ha aumentado alrededor de 0,4 grados, debido en su mayor parte a que
las temperaturas del verano están subiendo más deprisa. El efecto es mayor en
tierra, quizá porque su superficie está sujeta a condiciones cada vez más
secas.
Los
escépticos del clima
El estudio es sólido, aunque
no sorprendente, dice Andrew Dessler, científico de la atmósfera de la
Universidad A&M de Texas, en College Station. «No creo que resuelva un
problema importante de las ciencias de la atmósfera ni que cambie nada de lo
que pienso sobre el sistema climático», afirma, «pero aporta todavía más
pruebas de que los seres humanos están alterando el clima».
Santer dice que uno de los
motivos que llevaron a hacer el análisis fue contrarrestar los argumentos de
los escépticos del clima. Los registros de las temperaturas tomadas por
satélite fueron durante mucho tiempo un motivo tanto de interrogantes
científicos como de polémica, en parte porque hubo una época en que registraban
un calentamiento menor que el medido en las estaciones meteorológicas de tierra
repartidas por el mundo.
En muy buena medida, la
aparente discrepancia entre los registros de temperaturas de los satélites y de
superficie se esfumó a lo largo de los últimos veinte años, en cuanto se
corrigieron los errores causados por las calibraciones de los sensores, las
transiciones entre satélites y los cambios graduales con el tiempo de las
órbitas de las sondas. No obstante, observa Santer, hay cargos públicos que se
oponen a que se proceda contra el cambio climático citando incorrectamente los
datos de temperaturas tomados por los satélites.
En un
artículo publicado el año pasado en Scientific
Reports, por ejemplo, Santer y
varios colegas suyos refutaban una afirmación de Scott Pruitt, por entonces
administrador de la Agencia se Protección Medioambiental de Estados Unidos,
quien dijo en una comparecencia ante el Congreso que el calentamiento global se
había nivelado en los últimos veinte años.
«Si se va a dar importacia a
los datos de los satélites en los debates públicos, vamos entonces a hablar de
lo que los datos nos dicen», comenta Santer.
Jeff
Tollefson / Nature News
Artículo traducido y
adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Research Group.
Referencia: «Human influence on the seasonal
cycle of tropospheric temperature», de Benjamin D. Santer et al. en Science 361,
eaas8806 (2018).
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