viernes, 30 de noviembre de 2018

El debate global sobre una migración segura, ordenada y regular - Carlos Romero Mendoza



La Organización de Naciones Unidas (ONU) acordó crear, con el voto favorable de 193 países, un Pacto Mundial sobre Migración, que aun cuando no sea vinculante, contribuya a diseñar un proceso de migración ordenado y seguro, en un marco de cooperación internacional y de respeto a la soberanía de cada nación.


Para el secretario general de la ONU, António Guterres, los migrantes son un motor extraordinario de crecimiento. La aprobación llevaría a asumir, formalmente, un primer Pacto Mundial sobre Migraciones en diciembre 2018, en la Conferencia Mundial que se realizará en Marruecos.

Según datos de la ONU, hay unos 250 millones de migrantes en el mundo, lo que representa un 3.4% de la población mundial. Esto lleva a concluir que el tema de la migración debe ser abordado globalmente y este pacto, propuesto en el marco de la ONU, puede servir de elemento cohesionador para abordar de manera adecuada los procesos migratorios irregulares y forzados.

Además del pacto, los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS 2030) también representan otro elemento cohesionador en el debate global sobre la migración. De los 17 objetivos previstos, con sus metas, 11 de ellos abordan temas que directamente deben ser atendidos en los casos migratorios, a saber:

Fin de la pobreza (ODS 1), Salud y bienestar (ODS 3), Educación de calidad (ODS 4), Igualdad de género (ODS 5), Trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), Reducción de desigualdades (ODS 10),  Ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), Acción por el clima (ODS 13),  Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS 16) y Alianzas para lograr los objetivos (ODS 17).

El debate sobre el Pacto Migratorio Mundial se realiza en el marco de dos significativas crisis migratorias en el continente americano: una que involucra a los países centroamericanos con Estados Unidos, denominada “carnaval migratorio”; y la otra, que vincula a Venezuela con sus países vecinos, alcanzando a España.  El continente europeo y el americano comparten el tema migratorio como un problema común para la estabilidad regional.

El hecho que Estados Unidos haya declarado la emergencia nacional e impulsado su operación militar en la frontera con México –llamada operación faithful patriot– y que, además, haya reducido los fondos de cooperación con El Salvador, Guatemala y Honduras –por no haber impedido que la caravana migratoria saliera–, claramente advierte la existencia de una crisis importante, independientemente de si los seres humanos que participan en esa marcha lo hacen con ingenuidad o porque no tienen nada que perder.

Por su parte, la crisis que ha generado la masiva migración de los venezolanos, como consecuencia de la crisis política, social y económica que vive el país, ha impulsado a la OEA, ONU, e incluso a la Unión Europea, a abordar el caso migratorio venezolano y valorar la capacidad de articular esfuerzos para buscar soluciones de manera conjunta.

La situación venezolana ha llevado al representante de ACNUR a visitar los países vecinos y más afectados por la masiva migración venezolana y, además, se ha conformado en la región latinoamericana un grupo de trabajo denominado Grupo de Lima, que además de monitorear la situación de Venezuela, procura construir una solución de manera coordinada y articulada.

La crisis migratoria venezolana se agudiza y el régimen de Nicolás Maduro no anuncia cambios en atención a las recomendaciones de la comunidad internacional, por lo tanto, el problema no pareciera tener una solución política a corto plazo.

Hasta ahora se han planteado algunas soluciones concretas y especiales, en un marco de cooperación y solidaridad con los venezolanos, entre las cuales se destacan: el reconocimiento de validez a los pasaportes vencidos, el reconocimiento a los títulos universitarios válidamente obtenidos en las universidades venezolanas y el asilo político en Colombia, a las autoridades electas desde 1998, cuando así lo ameriten.

Está muy claro para todos que esas medidas especiales no resuelven el problema de fondo, pero procuran un proceso migratorio más ordenado y caracterizado por brindar condiciones favorables para que los venezolanos puedan lograr una inclusión efectiva, ordenada y rápida a la dinámica social y económica del país receptor.

La “caravana migratoria” y la masiva migración venezolana, sin duda alguna, ponen a prueba la capacidad de la OEA y de la ONU para responder a los desafíos que imponen esas crisis, que claramente afectan la estabilidad política de la región.  Por otro lado, ambos fenómenos sociales y políticos también ponen a prueba el compromiso real de los países americanos con los valores y principios de la democracia.

Claudia Escobar[1] reconoce que el caso de la migración hacia Estados Unidos  desde los países centroamericanos no es algo nuevo, pero se ha venido agudizando con el paso de los años y como respuesta social a tres importantes problemas: la corrupción, la pobreza y la desconfianza en las instituciones.

Es importante señalar que la Unión Europea, además de brindar apoyo financiero a los países vecinos a Venezuela, principales receptores de la masiva migración, también ha planteado crear un Grupo Contacto para abordar la crisis migratoria venezolana, intentando buscar a través del mismo, sin grandes expectativas, nuevas oportunidades de diálogo, aun cuando reconocen que en estos momentos no hay condiciones políticas para un diálogo y, menos aún, para una mediación.

La Unión Europea expresamente ha rechazado cualquier posibilidad de intervención en Venezuela y ha anunciado que no suavizará sus sanciones hasta que no mejore la situación en el país.


Estas crisis migratorias en América y los actores involucrados en la búsqueda de soluciones, han facilitado al Presidente de Venezuela la oportunidad de buscar espacio en los medios internacionales para denunciar a Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, de ser los principales responsables de lo que ha calificado como los desastres migratorios en el mundo, particularmente en el mediterráneo.[2]

En este contexto, y a pocas semanas del mes de diciembre cuando se debe adoptar el Pacto Mundial de Migración, es importante advertir que Estados Unidos y Austria han objetado el pacto y, posiblemente Polonia, se incorpore a ese grupo[3].

Por cierto, la posición de Austria agrega un elemento adicional al debate político sobre la política migratoria de la Unión Europea, tema que en el Consejo Europeo de octubre 2018, demostró no lograr una visión compartida.

¿Qué lecciones se pueden aprender de la crisis venezolana, de la llamada “caravana migratoria hacia USA”, de la migración desde Africa a Europa, de la crisis migratoria con Siria? ¿Logrará la ONU cohesionar a sus países miembros en función de reducir los riesgos que enfrentan los migrantes mediante protección de sus derechos humanos, y abordando las preocupaciones legítimas de los Estados y comunidades de acogida?

El debate está en la agenda y el plazo concluye en diciembre.
@carome31

El autor es abogado (Universidad Católica del Táchira) con especialización en Derecho Administrativo. Excoordinador en la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado del área Políticas Institucionales

[1]ESCOBAR, Claudia.  Marcha de migrantes. Diario La Hora. 31 de octubre 2018. Online en:  https://lahora.gt/marcha-de-migrantes/
[2]Radioprimerisima.com.  EEUU y Unión Europea, responsables de ola migratoria dice Presidente Maduro. 1 de noviembre 2018. Online en: http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/inmigrantes/252717/eeuu-y-union-europea-responsables-de-ola-migratoria-dice-presidente-maduro/
[3]Burgosconecta.es.  Decepción en Bruselas tras retirada de Austria del pacto de migración. 31 de octubre 2018. Onlne en: https://www.burgosconecta.es/internacional/union-europea/decepcion-bruselas-tras-20181031202454-ntrc.html


Carlos Romero Mendoza
21 de noviembre de 2018
FOTO: NYT 

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