La gestión de riesgos para mitigar los impactos de desastres naturales y shocks económicos es clave para asegurar los avances sociales de la década pasada
La
pobreza no depende solo del empuje económico de los países, la naturaleza
también tiene su parte. Se calcula que 26 millones de personas cada año caen en
pobreza extrema en el mundo debido al impacto de los desastres naturales en las
infraestructuras y los medios de subsistencia de la población afectada.
Un
análisis basado en datos de 117 países estima que las pérdidas de bienestar
promedio debido a las inundaciones, tormentas, terremotos y maremotos se elevan
a 520 mil millones de dólares por año, un 60 por ciento más que las pérdidas
económicas, según el Banco Mundial.
América
Latina y el Caribe, es una de las regiones del mundo más vulnerables a los
desastres naturales: solo en 2017 se registraron 4 huracanes de gran
intensidad, dos terremotos devastadores en México e inundaciones en Colombia y
Perú. En el caso de Dominica las pérdidas por los huracanes Irma y María
equivalen al 200% de su Producto Interno Bruto.
Si a
esto se le suman las epidemias y los déficits fiscales que puede afrontar cada
país, las cuentas finales pueden ser alarmantes.
¿Cómo
proteger el futuro de América Latina y el Caribe ante riesgos naturales y
financieros?
Este
fue el tema de discusión de varios expertos reunidos en este panel organizado
por el Banco Mundial, quienes compartieron experiencias de gestión de riesgos y
de opciones para hacer frente a estos desafíos. Por una parte, cómo preparar a
las instituciones y a la población ante los desastres, y por otra cómo
aprovechar los instrumentos financieros de los mercados y atraer inversión
privada para proyectos que hagan más resilientes a los países de la región.
Un edificio derrumbado tras el terremoto de México en 2017. JESSICA BELMONT BANCO MUNDIAL
Puede
ver la discusión completa aquí:
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