domingo, 23 de diciembre de 2018

El futuro granero del mundo - 24 fotografías de National Geographic


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Scott City, Kansas
En la finca Vulgamore, cerca de Scott City, Kansas, cada cosechadora puede segar y trillar hasta 10 hectáreas de trigo en una hora, además de reunir datos en tiempo real sobre el rendimiento del cultivo. La mayoría de los alimentos que consumen los estadounidenses se producen en este tipo de explotaciones a gran escala, mecanizadas, que cultivan la misma planta hectárea tras hectárea, lo que permite producir más con menos trabajo.
Foto: George Steinmetz


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Gallinas ponedoras
En la granja Mantiqueira, en Brasil, ocho millones de gallinas ponen 5,4 millones de huevos al día. Unas cintas transportadoras llevan los huevos directamente a la planta envasadora. La demanda de carne se ha triplicado en los países en vías de desarrollo en las últimas cuatro décadas y el consumo de huevos se ha multiplicado por siete, lo que ha impulsado una gran expansión de las instalaciones de producción animal a gran escala.
Foto: George Steinmetz
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Mato Grosso, Brasil
Una cosecha excepcionalmente buena de maíz se amontona delante de unos silos llenos hasta los topes en el estado brasileño de Mato Grosso, que exporta buena parte de su producción de cereales a China y Corea del Sur como alimento para cerdos y gallinas. La demanda de más cultivos para alimentar el ganado es una de las razones por las cuales los expertos afirman que será necesario duplicar la producción agrícola para 2050.
Foto: George Steinmetz
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Los Andes, Perú
En los Andes peruanos, Estela Cóndor cultiva cinco clases diferentes de patata para venderlas en el mercado, además de un tubérculo amarillo llamado mashua que destina al consumo familiar. Pequeños agricultores como ella cultivan gran parte de los alimentos que consume la población de los países en vías de desarrollo.
Foto: Jim Richardson
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Siby, Mali
Bassama Camara, Siby, Mali
Foto: Jim Richardson
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Cómo alimentar a 9.000 millones
Sally Gran, Iowa, Estados Unidos
Foto: Jim Richardson
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Siby, Mali
Mariam Kéita recolecta cacahuetes en una granja de Siby, en Mali. La combinación de semillas híbridas, abonos y riego que impulsó la revolución verde no llegó a imponerse en África. Pero hoy los países subsaharianos ofrecen una oportunidad para incrementar la producción mundial de alimentos, ya que sus rendimientos se pueden mejorar mucho.
  
Foto: Jim Richardson
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Tulu Rei, Etiopía
Girma Wodajo, Tulu Rei, Etiopía
Foto: Jim Richardson

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Sajiali, Bangladesh
Anwara Begum, Sajiali, Bangladesh
Foto: Jim Richardson
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Dakota del Sur, Estados Unidos
La agricultura industrial consigue grandes rendimientos mediante el uso de abonos y pesticidas en grandes extensiones de monocultivos.
Foto: Jim Richardson
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Jaghati, Jessore, Bangladesh
Aunque las pequeñas granjas suelen rendir menos que las explotaciones industriales, a menudo producen más comida destinada al consumo humano.
Foto: Jim Richardson
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Bali, Indonesia
Pak Kompiang, Bali, Indonesia
Foto: Jim Richardson
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Hlynske, Ucrania
Olexandra Salo, Hlynske, Ucrania
Foto: Jim Richardson
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Siby, Mali
Sékou Camara, Siby, Mali
Foto: Jim Richardson
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Kansas, Estados Unidos
Frank Reese, Kansas, Estados Unidos
Foto: Jim Richardson
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Skye, Reino Unido
Paul McGlynn, isla de Skye, Reino Unido
Foto: Jim Richardson
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Amazonas, Brasil
Solamente los árboles productores de nueces de Brasil (protegidos por la legislación nacional) han quedado en pie después de que los agricultores talaran esta parcela de bosque lluvioso en el Amazonas para destinarla al cultivo de maíz. A pesar del éxito de las medidas orientadas a ralentizar la deforestación, el estado norteño de Pará registró un preocupante incremento del 37 % a lo largo del año pasado.
Foto: George Steinmetz
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De contaminantes a fertilizantes
En la granja porcina Nutribras, en Brasil, las cerdas viven confinadas en jaulas compartimentadas, donde los cochinillos pueden mamar sin riesgo de que la madre los aplaste accidentalmente. Este tipo de instalaciones pueden ser muy contaminantes (un cerdo de unos 90 kilos genera una media de 6 kilos de estiércol al día), pero Nutribras recicla los desechos, convirtiéndolos en fertilizantes y en metano para producir energía.
Foto: George Steinmetz
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Sacrificio animal
Antes de ser sacrificados, los animales son aturdidos hasta quedar inconscientes, luego se les cuelga de una pata antes degollarlos y desangrarlos. La mayor empresa del sector cárnico en el mundo es JBS, con sede en Brasil.
Foto: George Steinmetz
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El despiece
Los trabajadores despiezan las canales en tajos de carne -redondo, solomillo, costillas-, que JBS exporta a todo el mundo. Los cascos y los huesos se muelen para elaborar alimentos para peces y fertilizantes.
Foto: George Steinmetz
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Itapuí, Brasil
En Itapuí, Brasil, la empresa avícola Itabom procesa 18.000 pollos cada hora. Solo en Estados Unidos y China se consume más carne de pollo que en Brasil: unos 45 kilos por persona y año. La producción avícola en Brasil se duplicó entre 2000 y 2012.
Foto: George Steinmetz
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Bassetti, Greenfield, California
En la explotación agrícola Bassetti, cerca de Greenfield, California, unos trabajadores recolectan apios para enviarlos a comercios minoristas de Estados Unidos y Asia. En el valle de Salinas, bautizado como «la ensaladera de América», los cultivos se riegan exclusivamente con agua subterránea, que podría desaparecer si la actual sequía se prolonga.
Foto: George Steinmetz
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Sidrolândia, Brasil
En esta planta de Brasil, cerca de Sidrolândia, todos los meses se sacrifican, despluman, trocean, limpian y envasan unos 4,5 millones de pollos. Las diferentes partes del animal se desperdigarán por el mundo: las alas y las patas van en su mayor parte a China; los muslos, a Japón, y las pechugas, a Europa. La creciente demanda mundial de pollo ha hecho que la produccion de carne de ave aumente a un ritmo mucho mayor que la de cerdo o vacuno.
Foto: George Steinmetz
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Carolina del Norte, Estados Unidos
En el laboratorio de Monsanto en Carolina del Norte, unas plantas de maíz salen de la cabina fotográfica automática que documenta su crecimiento. Esta empresa intenta desarrollar variedades de maíz y de soja que requieran menos agua y fertilizantes, un propósito que aún se le resiste a la biotecnología. Reducir el uso de estos recursos será fundamental para alimentar al mundo en las próximas décadas.
Foto: George Steinmetz

1 comentario:

  1. Todo esto es la manera, no de alimentar a 9000 millones de seres humanos, sino de destruir el futuro alimentario de la humanidad entera y de incrementar espantosamente el sufrimiento animal.

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