Un grupo de investigadores españoles diseña para el IPCC una pionera herramienta para visualizar la evolución de la crisis climática y los impactos futuros
Un equipo de
científicos españoles vinculados al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) ha sido el encargado de elaborar el gran atlas interactivo del
cambio climático para el IPCC, el grupo de investigadores internacionales de
la ONU que acaba de publicar un informe que alerta de la dureza de la
situación de emergencia en la que está la humanidad. Es la primera vez que el
IPCC desarrolla una herramienta de este tipo para ponerla a disposición de
cualquier ciudadano del mundo. El atlas contiene una enorme cantidad de
información sobre los efectos regionales de la crisis climática y, lo que es
más destacado, sobre las proyecciones para las próximas décadas en función del
nivel de calentamiento al que se llegue y de la zona en la que se viva.
El objetivo es
mostrar los “futuros mundos posibles”, explica José Manuel Gutiérrez, director
del Instituto de Física de Cantabria y coordinador de este atlas en el que han
participado 20 investigadores del CSIC y de la empresa tecnológica
especializada en cambio climático Predictia. El proyecto, que ha tenido un coste de medio millón
de euros, ha sido financiado íntegramente por el CSIC, depediente del
Ministerio de Ciencia español. Gutiérrez resalta que es un ejemplo de simbiosis
público-privada que ha dado como resultado un instrumento “único” en el mundo,
debido a la gran cantidad de datos que se ofrecen y por el desarrollo realizado
para poder visualizar esos futuros “mundos posibles”.
Tras décadas
de emisiones de gases de efecto invernadero por parte de la humanidad, el proceso de calentamiento global
del planeta no se puede revertir en estos momentos, según ha recordado este
lunes el IPCC en su informe. Estos gases —el principal de ellos es el dióxido
de carbono— permanecen durante centenares de años en la atmósfera, por lo que
aunque se detuvieran repentinamente las emisiones el calentamiento no se
pararía inmediatamente. Lo que se intenta ahora con el Acuerdo de París es que el proceso se ralentice para que el
aumento de las temperaturas se quede dentro de unos límites asumibles para el
ser humano.
El margen de
seguridad admitido por todos los países cuando se firmó en 2015 el pacto
climático en París está en un incremento de la temperatura media del planeta de
dos grados respecto a los niveles preindustriales —es decir, la media del
periodo comprendido entre 1850 y 1900—. Y en el pacto se añadió que, en la
medida de lo posible, se debía intentar dejarlo por debajo de los 1,5 grados.
En estos
momentos, el incremento de la temperatura media del planeta está rondando ya
los 1,1 grados respecto a los niveles preindustriales. Si la humanidad no da un
giro radical a sus emisiones y sustituye los combustibles fósiles por las
fuentes renovables para generar la energía, el planeta se encamina hacia un
calentamiento de más de cuatro grados.
Un aumento de
uno, dos o hasta cuatro grados puede parecer algo asumible sin problemas, pero
esas cifras se refieren a la media de las temperaturas continentales y de los
océanos, que ocupan la mayor parte del globo y que se calientan a un menor
ritmo e intensidad que las zonas de tierra. Precisamente, el atlas interactivo
sirve para mostrar qué ocurrirá en las diferentes partes del planeta con esos
escenarios de calentamiento, que dependerán en gran medida del nivel de
emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad. Cuanto más se
recorten esos gases y más rápido se haga el incremento de la temperatura media será
menor, según apuntan los diferentes modelos sobre la evolución de la crisis
climática.
El atlas
emplea varios modelos de predicción para estimar la evolución durante este
siglo del cambio climático y multitud de variables, como las temperaturas
medias, los extremos de calor, las variaciones en las lluvias, el incremento
del nivel del mar... Lo hace para varios escenarios de calentamiento: 1,5
grados, dos, tres y cuatro. Además de la gran cantidad de variables y de
modelos, Gutiérrez destaca la posibilidad que se ofrece de poder visualizar
esos impactos del cambio climático por regiones. En el caso de Europa, por
ejemplo, se ofrecen datos concretos para el norte, el centro y la cuenca
mediterránea, una de las regiones que va a sufrir más algunos de los
impactos más duros de esta crisis climática.
El informe del
IPCC establece que “independientemente de los niveles futuros de calentamiento
global, la temperatura aumentará en todas las zonas europeas a un ritmo
superior” al de la media del planeta, como ya ha ocurrido hasta ahora. Además,
“la frecuencia e intensidad de los extremos de calor, incluidas las olas de
calor marinas, han aumentado en las últimas décadas y se espera que sigan
aumentando independientemente del escenario de emisiones”. Asimismo, “la
frecuencia de los periodos de frío y los días de heladas disminuirá para todos
los escenarios y horizontes temporales”.
En el centro
de Europa, los modelos de evolución climática empleados para este atlas prevén
un incremento de “las inundaciones pluviales” a partir de un calentamiento de
1,5 grados. Ya se ha observado una “tendencia creciente” en las inundaciones en
las zonas próximas a los ríos, algo que se intensificará todavía más a partir
de los dos grados de calentamiento global. Por el contrario, en la zona del
Mediterráneo se ha observado ya un incremento de “las sequías hidrológicas y
agrícolas”. Y se pronostica un crecimiento de la superficie árida y de los
incendios a partir de los dos grados de calentamiento.
Herramienta
interactiva
Uno de los
principales valores de este atlas es la posibilidad de generar mapas globales y
regionales con la información revisada por el IPCC que ha generado el
conocimiento científico en las últimas décadas. En el anterior gran informe de
este grupo de trabajo —el quinto, publicado en 2013— se incluyó un capítulo con
un atlas impreso. Pero “la información que contenía era muy limitada al ser
impreso”, recuerda el coordinador de esta iniciativa. Por eso, cuando empezaron
los trabajo de preparación para el sexto informe, Gutiérrez propuso que en esa
ocasión se optara por una herramienta interactiva. “Era imposible recoger toda
la información en un atlas estático; cada vez hay más datos sobre el cambio
climático y la forma de procesarlos tiene que adaptarse”, remacha este
investigador. Por ejemplo, para el sexto informe los investigadores
seleccionados han revisado alrededor de 40.000 artículos científicos
relacionados con el calentamiento global.
Gutiérrez y el
equipo del Instituto de Física de Cantabria ya realizaron un visor similar solo para España enmarcado en el plan nacional
de adaptación al cambio climático. “Ahí fue cuando sentamos las bases para el
atlas interactivo del IPCC”, detalla. En este caso, la herramienta que se
presenta ahora estará “congelada”, es decir, no se irá actualizando a medida
que se publiquen nuevos trabajos y modelos de evolución del calentamiento hasta
que se elabore el séptimo informe, para lo que todavía falta al menos un
lustro. Pero Gutiérrez explica que su equipo está ya en conversaciones con
algunas instituciones, como el proyecto Copernicus de la Comisión Europea, para
darle continuidad a este atlas mundial que tiene el sello made in Spain.
MADRID - 09 AGO 2021 - 06:16 GMT-4
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