El organismo internacional insta a los países a revertir la reducción de la biodiversidad y advierte de que la naturaleza aporta 125 billones de euros a la economía mundial
La alarmante
pérdida de biodiversidad por la acción del hombre no solo pone en riesgo a un
millón de especies animales y vegetales en el mundo, según alertó el lunes el
IPBES, el panel de expertos internacionales vinculado a la ONU. También supone
una multimillonaria amenaza para la economía global. En un informe monográfico, la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte sobre las
consecuencias de la conocida como “sexta extinción masiva” e insta a los países
a actuar ante la pérdida de biodiversidad, “uno de los grandes riesgos del
siglo XXI”.
El informe de la
OCDE recuerda a los Estados que es necesario “revertir” la tendencia de pérdida
de biodiversidad si se quiere “garantizar la seguridad alimentaria, la
reducción de la pobreza y un desarrollo más inclusivo y equitativo”. Y lamenta que los países dediquen muchos más fondos a
subvencionar actividades dañinas para el medio ambiente que a su protección.
Este organismo
internacional recuerda además que el coste de no actuar contra este problema es
alto. Actividades como la polinización de los cultivos, la
purificación del agua, la protección frente a las inundaciones y la captura y
secuestro del dióxido de carbono —“vitales para el bienestar humano” y ligadas
a la biodiversidad— se están viendo ya afectadas. Y la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos advierte de que están en riesgo esos
“servicios”, que aportan anualmente entre 125 y 140 billones de dólares —entre
112 y 125 billones de euros— a la economía planetaria.
Pero no es solo un
problema para el futuro. El informe de IPBES advierte de que la degradación de
los suelos ha reducido ya un 23% la productividad de la superficie terrestre
mundial. Y la OCDE añade que están en riesgo cultivos por valor de 235.000 a
577.000 millones de dólares anuales si se pierden las especies que, por
ejemplo, se encargan de la polinización.
Agricultura
“Los efectos
calculados indican que el sector primario de la agricultura y la pesca serán de
los más afectados”, apunta María Loureiro, profesora de Economía Ambiental de
la Universidad de Santiago de Compostela. “Y existen muchos trabajos
científicos que relacionan una mejor biodiversidad con una mayor producción agraria
sostenible”, añade esta especialista.
Ignacio Pérez
Domínguez, economista e investigador especializado en agricultura del Joint
Research Centre (JRC) —órgano científico que asesora a la Comisión Europea—,
sostiene que la última reforma de la Política Agraria Común (PAC) de la UE se
ha diseñado sobre la base del mantenimiento de la biodiversidad. “Por ejemplo,
implantando la rotación obligatoria de cultivos para evitar los monocultivos”,
apunta este especialista. “No se trata solo de limitar los pesticidas”,
sostiene. “El sector agrícola deja de verse ya como un actor económico
tradicional”, explica Pérez Domínguez. Se convierte así en un aliado en la
conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, según
la filosofía de la nueva PAC.
Pese a que se
están dando algunos pasos, como ese rediseño de la política agraria de la UE
—que durante muchos años, sin embargo, solo premiaba la producción—, los
Gobiernos del mundo no se están moviendo en la dirección correcta. Un ejemplo
son los subsidios y ayudas públicas que los Estados dan a los combustibles
fósiles y a las prácticas agrícolas “potencialmente perjudiciales para el medio
ambiente”. El informe de la OCDE cifra estas ayudas públicas en 500.000
millones de dólares al año (447.000 millones de euros). Y lamenta que para
conservar la biodiversidad y las prácticas sostenibles se movilizan —tanto
desde los sectores públicos como desde los privados— solo una décima parte de
que esas subvenciones dañinas, es decir, 50.000 millones de dólares.
El informe de la
OCDE no es solo una llamada de atención para los responsables políticos de los
países del mundo, que el próximo año se reunirán en China para acordar un nuevo
marco de medidas dentro de la Convención de Diversidad Biológica de la ONU. También
advierte de los impactos para las empresas. Porque esa pérdida de biodiversidad
se traduce también en “riesgos ecológicos para las operaciones”,
responsabilidades legales, “riesgos regulatorios” y reputacionales y “riesgos
financieros”. E insta a analizar y reconocer esos riesgos que para las empresas
tendrá la pérdida de biodiversidad.
La OCDE aplaude
que Francia esté intentando que la próxima reunión del G7, que se celebrará en
Biarritz en agosto, aborde la pérdida de biodiversidad. Pero advierte también
de que “aunque la pérdida de biodiversidad es un reto tan grande como el cambio
climático, ha recibido considerablemente menos atención en la agenda política”.
“Quizás, el debate haya puesto más importancia en los efectos derivados del
cambio climático”, admite también Loureiro. “Pero bien es cierto que cambio
climático y pérdida de biodiversidad están muy relacionados”, añade. Y, en
muchos aspectos, la lucha contra el calentamiento y la defensa de la
biodiversidad van de la mano.
ESPAÑA Y
SIETE PAÍSES LLAMAN A LA UE A ACTUAR
ÁLVARO SÁNCHEZ
Un grupo de ocho
países de la Unión Europea han unido fuerzas para que la lucha contra el
calentamiento global pase a ocupar una posición prioritaria en la acción
política futura. España, Francia, Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda,
Portugal y Suecia han firmado una declaración conjunta, publicada ayer, en la
que llaman a no perder más tiempo y a actuar “ahora”.
El documento
recoge la preocupación de la comunidad científica y las movilizaciones de los
jóvenes en las calles de toda Europa, e insiste en el año 2050 como el plazo
máximo para alcanzar el objetivo de que no se emitan más gases de efecto
invernadero de los que se pueden absorber, lo que se conoce como neutralidad
climática.
La propuesta,
impulsada por Francia, llega en un momento de reflexión sobre hacia dónde debe
caminar el proyecto comunitario. Mañana, los líderes de los Veintisiete se
reúnen en Sibiu (Rumania), para preparar la hoja de ruta que debe seguir el
continente, y el clima será uno de los puntos clave a tratar.[
Madrid 8 MAY 2019 - 00:27 CEST EL PAIS
Venta de atún rojo en la lonja de Tokio (Japón). TORU HANAI (REUTERS)
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