Las comunidades de
los mares del norte reciben cada vez más especies de aguas cálidas
Los peces se están yendo
al fondo del mar espoleados por el cambio climático. El calentamiento, aún más
acusado en el agua, llevaba décadas empujando a la vida
marina hacia el norte. Ahora, un trabajo con observaciones de 30
años confirma esa traslación de las especies más sensibles al calor hacia aguas
más frías, mientras las más cálidas se estarían despoblando. El impacto de
tanto cambio, ya sea ecológico o pesquero, en las comunidades marinas aún está
por determinar.
Un equipo internacional de
científicos ha analizado más de tres millones de registros de miles de especies
de peces demersales (los que viven en la parte inferior de la columna de agua)
y plancton marino (animales y algas microscópicas) para determinar cómo está
afectando el cambio climático a la composición de las comunidades marinas del
hemisferio norte. Los datos, que se remontan a 1985, proceden de tres
misiones de rastreo de los fondos marinos del
Atlántico y el Pacífico y una específicamente diseñada
para capturar plancton del
Atlántico norte y el mar del Norte desde 1931.
El trabajo, publicado en Nature Climate Change,
confirma que la distribución de las especies y la composición de las distintas
comunidades están cambiando empujadas por los cambios en las temperaturas del
mar. En general, los ecosistemas de aguas tradicionalmente frías están siendo
testigos de un aumento de las especies propias de las regiones del océano más
cálidas.
En el Atlántico norte o el mar
del Norte la temperatura ha aumentado 0,5º por década desde 1980 mientras el
noreste del Pacífico se enfría
"No es que los peces se
vayan nadando al norte", dice el principal autor del estudio, el
investigador de la Asociación Escocesa para
la Ciencia Marina Michael Burrows. "Es más que las
poblaciones del norte están aumentando mientras que las del sur están
declinando en respuesta al calentamiento", especifica. "Cada vez más
áreas del norte que eran demasiado frías se están volviendo habitables y
regiones del sur anteriormente ideales ahora son demasiado cálidas",
explica.
El proceso no está siendo
universal. Según han comprobado, la abundancia de las especies más cálidas ha
aumentado en la costa este del América del norte y en el mar del Norte. Sin
embargo, en el golfo de México o el Pacífico norte, apenas ha habido cambios.
En cuanto al plancton, las mayores alteraciones también se han producido en la
costa este estadounidense y la plataforma continental del oeste europeo.
Las diferencias correlacionan muy
bien con los cambios observados en la temperatura media de la superficie del
mar. Mientras en el Atlántico norte, esta ha aumentado al ritmo de 0,5º por
década desde los años ochenta, en el norte del Pacífico se ha mantenido estable
y hasta se ha enfriado.
"Aunque la tendencia global
del cambio climático es al calentamiento, también hay matices regionales de
enfriamiento", explica el investigador del Centro de Investigación Ártica
de la Universidad de Hokkaido, en el norte de Japón, el español Jorge García
Molinos. En este caso, "mientras el Atlántico norte y la costa este
americana están gobernados por la corriente [cálida] del golfo, en el norte del
Pacífico domina la corriente fría de California", detalla el científico,
coautor del estudio.
Las especies de aguas frías que
dependen de la fotosíntesis no pueden escapar yendo hacia las profundidades
Pero hay áreas, como el noreste
de Canadá, donde el calentamiento no parece estar provocando cambios en la
latitud de las comunidades sino un desplazamiento vertical, hacia abajo.
"A diferencia del resto, donde con el calentamiento observamos cambios en
la composición de la comunidad en favor de las especies de aguas cálidas, no
vimos tales cambios en áreas con aguas superficiales más cálidas y aguas
profundas más frías. Creemos que aquí los peces y otras especies pueden evitar
el calentamiento [...] si se mueven más profundo hacia aguas más frías",
sostiene Burrows.
En tierra, un número creciente de
especies vegetales y animales están avanzando hacia el norte o subiendo montaña
arriba. En el mar entra en juego el desplazamiento en vertical. Pero
bajar hacia mayores profundidades no es siempre posible. Para las especies que
dependen de la fotosíntesis, como el fitoplancton, los corales o las algas, la
ausencia de luz es un límite insuperable. Además, como recuerda García Molinos,
"los cambios de distribución en profundidad traen consigo una compresión
del hábitat para las especies", un estrechamiento del espacio vital cuyas
consecuencias son aún desconocidas.
Bandadas de peces en un arrecife de coral. PIXABAY
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