La especialista Sigrun Neuwerth explica el desarrollo de las nuevas políticas agrícolas en Alemania, Europa y América Latina.
En enero de 2017, Alemania hospedará dos eventos importantes con respecto a la agricultura y la alimentación en el mundo: el Foro Global para la Alimentación y la Agricultura, en el marco de la Semana Verde, y el Encuentro de Ministros de Agricultura del G-20, en el contexto de la presidencia del G-20 por Alemania. La digitalización será uno de los temas principales de estas reuniones, como lo fue bajo la presidencia china en 2016. ¿Por qué es tan importante hacer hincapié en las nuevas tecnologías agrícolas?
Los avances tecnológicos y biológicos fueron y siguen siendo las fuerzas impulsoras del aumento de la producción agrícola. Además, se está incrementando la necesidad de resguardar los escasos recursos y de, al mismo tiempo, satisfacer las grandes demandas de alimentos y otros productos agrícolas de la humanidad en crecimiento. Hoy en día, la digitalización ya está haciendo contribuciones importantes. En muchos países la agricultura está muy avanzada, por lo que el desarrollo se va a extender.
¿Qué visión tiene Alemania para el futuro de su agricultura, la de la Unión Europea y la del mundo? ¿Qué desafíos y oportunidades se identifican?
La agricultura tiene una serie de tareas y funciones importantes, especialmente en la seguridad alimentaria, pero también en el suministro de materias primas, el mantenimiento y la creación de empleo en las zonas rurales y la configuración del paisaje y el hábitat rural. En definitiva, la agricultura es la base de la vida de la gente y cumple con la tarea de mantener la paz a escala global. Los desafíos radican en el uso de recursos escasos como el agua y el suelo, en la adaptación al cambio climático y al hecho de contribuir paralelamente a la mitigación de ese cambio.
Tanto en Alemania como en América Latina, los pequeños productores encuentran competidores poderosos en las grandes empresas multinacionales. ¿Cómo pueden reconfigurarse los vínculos entre estos actores para permitir que cada uno se desarrolle?
Los pequeños agricultores necesitan derechos garantizados por el Estado, como el acceso a la tierra y el agua, tal como se acordó en las directrices voluntarias de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La sociedad necesita a los pequeños agricultores para el suministro de sus alimentos, para el empleo en el campo, para desarrollar estructuras sociales estables. Aceptando estas premisas, los pequeños y los grandes productores pueden ser complementarios.
La digitalización representa un desafío político, ya que se trata de tecnología y a su vez de derechos, como bien lo ilustra la problemática de la propiedad de los datos. ¿Cuál es el mejor nivel para pensar políticas justas al respecto? ¿El Estado debe ser el garante principal de estos derechos? ¿Qué papel juegan las instancias internacionales y regionales?
Esta cuestión afecta actualmente casi todos los ámbitos de la vida y, por lo tanto, también a la agricultura. Lo más adecuado es discutir y acordar internacionalmente un conjunto de reglas y normas para este tipo de tecnología. Esto no es tan sencillo, porque ya en la recopilación y el uso de datos existen intereses muy diferentes. En la Unión Europea se creó un marco jurídico común, de modo que al menos en este plano existan especificaciones estandarizadas.
Nueva Sociedad, Enero 2017
Entrevista de Caroline de Gineste
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