Un cálculo teórico basado en la estimación de la masa de dinosaurios que habitaba el planeta permite proponer que fuesen artífices de un cambio en la composición de la atmósfera similar al que ha podido ocurrir en la época industrial. En la raíz de ello se encuentra la producción de metano por la compleja población de microbios que habita el aparato digestivo de los animales hervíboros y que les permite digerir y asimilar la celulosa de una dieta vegetal.
Si bien las películas de dinosaurios llegan a su punto más espectacular cuando intervienen los individuos de especies depredadoras, como el Tyranosaurus rex, la mayoría de los dinosaurios, como no podía ser de otra forma, comían hierba y follaje. Para asimilarlos habrían de recurrir, lo mismo que hacen las vacas, a microbios que ayudan a digerir la celulosa. Muchos son arqueas que pueden realizar una buena parte de la digestión en ausencia de oxígeno, en sus últimas etapas algunas acaban por convertir el ácido acético en metano.
La cadena alimentaria de los dinosaurios. La flecha color malva la alimentación de los insectos; verde, la comida del lagarto; amarilla, la de los omnívoros; naranja la de los ornithomimidos; azul los dromaeosaurios; y rosa, la del Tyranosaurio. Los tres últimos eran dinosaurios carnívoros. Fuente: Dorling Kindersley reproducido en Fact Monster.
Los saurópodos, grandes dinosaurios hervíboros, tenían por su tamaño acceso no solo a las hierbas y arbustos, sino que con su largo cuello alcanzaban también las copas de los árboles, que durante el Jurásico eran en su mayoría coníferas. A ellas se iban uniendo un número cada vez mayor de plantas con flores que llegaron a su esplendor en el Cretácico, la última época geológica en la que vivieron los dinosaurios. Así los dinosaurios hervíboros consumían una gran masa nutritiva para alimentarse, y en ese proceso se formaba metano como producto residual, 520 millones de toneladas cada año.
Reconstrucción de un grupo de saurópodos en una laguna del Jurásico a la hora de la comida. Fuente: Dorling Kindersley/Thinkstock. Reproducido en Science.
Solo podemos conjeturar el efecto que la descomunal abundancia de ventosidades de dinosaurio pudo tener en el clima del Jurásico y si la desparición de ellos en el Cretácico, por razones aún por determinar, contribuyó a producir un cambio climático rebajando la temperatura del planeta. El metano es uno de los gases, que como el anhidrido carbónico (CO2) contribuye a frenar que el calor de la Tierra se disipe en el espacio, es decir, al efecto invernadero. Se produce en las ciénagas por descomposición de la materia orgánica y los animales lo expulsan en las heces. Sería por tanto posible que los dinosaurios contribuyesen, con sus gases, a mantener un clima templado. Un cambio similar al que supuso la extinción de los dinosaurios se produjo más recientemente en el Pleistoceno al extinguirse hace trece mil años la megafauna del continente americano (grandes mamíferos como el mamut, el milodón), una extinción que posiblemente ocurrió como uno de los efectos de la población del continente por los seres humanos. La megafauna tan solo producía 9,6 toneladas de metano al año, pero a su extinción, que redujo un 12,5 % el metano liberado a la atmósfera, le siguió hace 12.800 años un periodo frío.
La extinción de la megafauna y el metano global.
La figura muestra las concentraciones de metano medidas en distintas capas de un sondeo del hielo de Groenlandia frente a las fechas en las que se data su formación. La franja color salmón representa la época en la que los primeros pobladores humanos llegaron al Nuevo Mundo. La azul el período llamado Dryas en el que se registró un enfriamiento del planeta que se cree debido en parte al descenso del metano en la atmósfera. Fuente: referencia 2.
Los microbios han cambiado la faz de la Tierra en numerosas ocasiones, la que para nosotros ha sido la más importante es sin duda la producción de oxígeno como residuo de la fotosíntesis bacteriana, que junto a otros procesos geológicos permitió hace dos mil millones de años la formación de una atmósfera respirable sin tener que recurrir a la inconveniencia de tener que respirar azufre u óxidos metálicos. En este antiguo caso los microbios actuaron ellos solos, en el Jurásico ya habían descubierto que podían convertir a los dinosaurios en tanques de fermentación ambulantes, una denominación con la que los autores de los cálculos evocan la memoria de la desaparecida Lynn Margulis.
Por: Miguel Vicente | 14 de mayo de 2012
REFERENCIAS
1. Wilkinson et al., 2012. Could methane produced by sauropod dinosaurs have helped drive Mesozoic climate warmth? Current Biology, 22: nº 9 R292.
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