Un hacker desvela
documentos y correos electrónicos de la elite científica vinculada al Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC). Los
calentólogos admiten que manipulan datos, destruyen pruebas, ejercen
fuertes presiones para acallar a los científicos escépticos...
Algunos ya lo califican como el mayor escándalo científico del
siglo. Este fin de semana la red se ha convertido en un auténtico hervidero
tras la publicación de toda una serie de documentos comprometedores
pertenecientes a la cúpula científica del calentamiento global
antropogénico (causado por el hombre).
Acuerdos para manipular datos, destrucción de pruebas, conspiraciones para evitar que los
escépticos publiquen en revistas científicas, dudas privadas sobre sus propias
aportaciones a la teoría del calentamiento global que no se reconocen en
público, ocultamiento del "Periodo Cálido Medieval", alegría por la muerte de un
escéptico...
Todo ello forma parte de una serie de documentos y correos
electrónicos privados que han sido desvelados bien por un hacker externo o bien
por una fuente anónima interna de uno de los templos de la calentología. Pueden
encontrarse ya en las redes P2P, buscando en Google "FOI2009.zip", y
ya existe incluso un buscador.
Se trata de la Unidad de Investigación del Clima (CRU, por sus siglas en inglés), perteneciente a la británica
Universidad de East Anglia, uno de los centros de investigación más activos en
sus esfuerzos por demostrar la teoría del calentamiento global de origen
antropogénico. En septiembre se vio envuelto en una
polémica con elthink tank norteamericano Competitive
Enterprise Institute por destruir datos originales de
toma de temperaturas por "falta de espacio".
Sus datos han sido empleados en muchos estudios alarmistas, pero
son datos "cocinados", y el problema es que ya no es posible saber si
esa “cocina” ha sido hecha correctamente tras la destrucción de los originales.
¿Y qué dicen esos correos?
Lo principal que se extrae de la lectura de estos correos
electrónicos es, en palabras del blogger
norteamericano John Hinderaker, una mentalidad de bunker asediado por los enemigos,
esto es, los escépticos. Estos científicos creen sinceramente en la teoría del
calentamiento global, de un modo tan fanático que les lleva a alegrarse de la muerte en 2004 del
escéptico John Daly o desear "darle una paliza" al también escéptico
Patrick Michaels.
Pero, sin duda, lo más importante es que parecen plenamente dispuestos a maquillar sus datos
para que se ajusten a la teoría. Así, en un correo del pasado 28 de
septiembre, uno de estos científicos anuncia su intención de bajar 0,15 grados la
temperatura registrada del océano para que se ajuste a sus modelos climáticos.
Otro científico, David Parker, discute en otro email la
posibilidad de cambiar el período de referencia para elaborar el índice de
temperatura global. Se opone afirmando que tal cambio podría confundir al
público y, sobre todo, reflejaría que el actual período es menos cálido de lo
que pretenden hacer creer.
Tim Osborn describe cómo algunos datos son manipulados para
ocultar que los resultados de un estudio muestran una aparente tendencia al
enframiento de la temperatura del planeta. El propio Michael Mann, uno de los climatólogos del
cabecera del IPCC de la ONU, afirma en otro correo que sería bueno "contener" la
temperatura del “Período Cálido Medieval ".
Manipulación de informes
Por su parte, Tom Wigley le comenta a otro colega que el calentamiento en la superficie
terrestre desde 1980 ha sido casi el doble que en los océanos, un dato que no se debe salir a la
luz, ya que podría ser utilizado por los científicos escépticos como prueba de
que los centros urbanos constituyen auténticas islas de calor, sin que esto nada tenga que ver
con el calentamiento global.
También existe otro de 1999 en el que un científico reconoce
haber usado el "truco de Mike" (Michael Mann, el del Palo de Hockey) en Nature para "ocultar el descenso"
de temperaturas. El "truco" en cuestión
consiste en ocultar la divergencia entre las temperaturas de 1960 en adelante y
los registros de los anillos de los árboles empleados para reconstruir el clima
pasado. ¿Cómo? Eliminando esos registros en los resultados durante los años
problemáticos, es decir, aquellos que no se ajustaban al modelo.
También se observa la paranoia del propio Mann, uno de los
artífices de los informes del IPCC. Así, en un correo reciente, este gurú del
calentamiento global protesta por la "máquina de ataque pagada por las
multinacionales", pese a que fluyen muchos, muchos más fondos hacia los
científicos que defienden el cambio climático causado por el hombre que hacia
los escépticos.
De hecho, en otro de los correos un climatólogo británico se
queja de un artículo cuestionando la teoría del calentamiento porque es justo
"lo que no necesita" en sus esfuerzos para sacarle dinero a Siemens. Un correo reconoce que están
negociando con Esso, una de las subsidiarias de Exxon. Y uno
de los documentosmuestra
que el director del CRU ha recaudado 13,7 millones de libras desde 1990.
Ocultación de datos
También existe algo más grave. Las leyes británicas obligan
a desvelar todos los archivos de las investigaciones financiadas con dinero
público, como son las del CRU.Un correo pide a varios científicos de
diversas universidades que borren ciertos mensajes, lo que ha sido interpretado
como un posible intento
de evitar verse obligados a desvelar contenidos "incómodos" para la teoría del calentamiento
ante una posible petición bajo las leyes británicas.
Uno de los correos, de hecho, reconoce que de verse obligado a dar los datos de las estaciones de temperatura del CRU preferiría borrarlos, lo cual podría estar relacionado con esa "falta de espacio" que adujo en septiembre para no revelarlos.
Conspiración para no dejar publicar a los escépticos
Uno de los correos, de hecho, reconoce que de verse obligado a dar los datos de las estaciones de temperatura del CRU preferiría borrarlos, lo cual podría estar relacionado con esa "falta de espacio" que adujo en septiembre para no revelarlos.
Conspiración para no dejar publicar a los escépticos
Uno de los más repetidos mantras de los climatólogos creyentes
consiste en que los escépticos no publican en revistas científicas respetables,
las llamadas peer-reviewed, y ellos sí. Pero parece que en parte esto sucede por un
esfuerzo concertado para que así sea. Uno de los intercambios de correos
desvelado se indigna ante la publicación de un par de papers científicos de los escépticos en la
revista Climate Research y promueve un boicot contra la
misma.
Ese intento de acallar las publicaciones científicas escépticas
alcanza al IPCC, el macroinforme de la ONU que se supone contiene toda la
información relevante sobre la ciencia del clima. Pues bien, otro de los
correos muestra a estos científicos indicando que harán todo lo que puedan para que un
estudio contrario a sus teorías llegue al IPCC, incluso aunque sea a costa de
"redefinir lo que significa un estudio peer-reviewed".
Phil Jones escribe a la Universidad de Hull para intentar
detener a su colega escéptica Sonia Boehmer Christiansen; Michael Mann explica
cómo destruir una revista que ha publicado documentos científicos sobre el
clima elaborados por escépticos; en otro correo, el propio Mann dice que se
pondrá en contacto con la cadena británica BBCpara averiguar por qué permitió la publicación de un
artículo vagamente escéptico; otro correo desvela que una carta de calentólogos enviada a The Times fue redactada con la inestimable
ayuda de Greenpeace...
Siempre se ha alegado desde el campo escéptico que no es
necesaria ninguna conspiración para explicar el elevado número de científicos
que apoyan la teoría del calentamiento global. Existen suficientes intereses
académicos, ideológicos y hasta pecuniarios que permiten explicar acciones de
distintas personas en la misma dirección. Pero eso no significa que no puedan
existir conspiraciones como ésta, con la intención de acallar a algunos
críticos, que pueden haber logrado algún éxito.
El material tardará en ser examinado, pues incluye cientos de correos, documentos
científicos, datos contables sobre los fondos recibidos para la investigación y hasta el
código empleado para las reconstrucciones del clima pasado, ése que siempre se
han negado a enviar a los escépticos para su examen y ha tenido que ser
reconstruido por los estadísticos McIntyre y McKitrick.
No existe una seguridad al 100% de que todos los correos
electrónicos y documentos publicados sean ciertos, pues son demasiados como
para que se haya podido verificar, por el momento, uno a uno. Sin embargo, la propia Universidad ha reconocido
la veracidad de su origen y ha cambiado los claves de acceso
de su personal para evitar más filtraciones. De hecho, algunos afectados han
reconocido la autoría de algunos de los correos más
sorprendentes del lote.
Tras saltar a la red, el escándalo ya ha sido recogido
por algunos medios, tales comoNew
York Times, Washington
Post o el alemán Die
Welt.
D. R. Herrera / M. Llamas
*Nota: el término Calentólogo fue ideado por el contraperiodista
Luis Carlos Campos, autor de "Calor Glacial", libro de recomendada
lectura.
Un cambio
climático en sólo seis meses
Hace casi 13.000
años hubo una mini Edad de Hielo expandió el hielo del Ártico hasta Europa. Los
paleoclimatólogos pensaban que este cambio climático era el más rápido jamás
registrado, pero ahora la Universidad Saskatchewan, de Canadá, ha descubierto
que se produjo en solamente seis meses.
Imagen de la película El día de mañana(QUO)Hace la friolera de 12.800 años, la corriente del Golfo
–que viene de México y llega hasta el Atlántico norte– se ralentizó
sensiblemente y de modo muy repentino, y permitió
que el hielo del Ártico se expandiera miles de kilómetros al sur.
William Patterson, el profesor de ciencias geológicas que hace pocos días expuso estas conclusiones en una conferencia en dicha universidad, refuerza con este hallazgo la idea de que el clima terrestre es mucho más variable de lo que se cree: “El clima es básicamente inestable, lo que es un misterio es por qué ha permanecido tan estable durante los últimos 10.000 años”, concluye.
Patterson explicó con un ejemplo muy gráfico las consecuencias de dicha bajada temperaturas: “Es como si de pronto colocáramos Gran Bretaña en medio del Ártico en el intervalo de unos pocos meses”.
Esta y otras “revoluciones” climáticas son la explicación más plausible a la súbita extinción de cientos de especies. Por ejemplo, el científico está convencido de que la desaparición de nuestros antepasados directos, los neandertales, hace unos 30.000 años, fue el resultado final de variaciones bruscas de temperaturas que comenzaron 10.000 años antes.
Para estudiar el cambio climático de hace 13.000 años, el equipo de la universidad de Saskatoon sacó depósitos de lodo del lago Lough Monreagh, del este de Irlanda, cuya composición química y mineralógica es de las más reveladoras del mundo, según los expertos.
William Patterson, el profesor de ciencias geológicas que hace pocos días expuso estas conclusiones en una conferencia en dicha universidad, refuerza con este hallazgo la idea de que el clima terrestre es mucho más variable de lo que se cree: “El clima es básicamente inestable, lo que es un misterio es por qué ha permanecido tan estable durante los últimos 10.000 años”, concluye.
Patterson explicó con un ejemplo muy gráfico las consecuencias de dicha bajada temperaturas: “Es como si de pronto colocáramos Gran Bretaña en medio del Ártico en el intervalo de unos pocos meses”.
Esta y otras “revoluciones” climáticas son la explicación más plausible a la súbita extinción de cientos de especies. Por ejemplo, el científico está convencido de que la desaparición de nuestros antepasados directos, los neandertales, hace unos 30.000 años, fue el resultado final de variaciones bruscas de temperaturas que comenzaron 10.000 años antes.
Para estudiar el cambio climático de hace 13.000 años, el equipo de la universidad de Saskatoon sacó depósitos de lodo del lago Lough Monreagh, del este de Irlanda, cuya composición química y mineralógica es de las más reveladoras del mundo, según los expertos.
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